CARTAS DE SUS AMIGOS

Homenaje del "Pestañas" [link]

El Paraíso, según Diego Criado del Rey

En realidad, no conozco demasiado a Diego, ni él a mí. Coincidimos de vez en cuando en fiestas de amigos comunes, he asistido a algunos conciertos, he tenido muchas noticias de sus hijos, he probado recetas de cocina de María reinterpretadas (muy) libremente por Sinclair y poco más. Pero sé de él lo suficiente como para estar seguro de que hace mejores las vidas de los que le rodean, aunque sea a distancia, como yo.

Dicen que cada persona tiene el infierno que se merece. Yo no sé si hay infierno pero sí creo que cada persona tiene el Paraíso que se merece. En el Paraíso de Diego hay una mujer y tres niños, padres y hermanos, multitud de amigos fieles. Hay un coro cantando en una iglesia barroca una pieza recién rescatada de un archivo polvoriento. Hay un globo y un cielo inmenso.

En el Paraíso de Diego todavía nadie ha dado la vuelta la mundo en globo, nadie ha atravesado la Antártida, nadie ha sobrevolado el Polo Norte, para que él pueda hacer todas esas cosas. Siempre hay un sitio más lejos al que poder ir, desde el que siempre se regresa.

A mí me gusta imaginarlo así ahora, preparando la próxima aventura, soñando el próximo globo, despegando hacia donde el viento le lleve, hermoso, joven y sin miedo, como los Héroes antiguos.

Gracias, Diego.

                     Carlos Entrambasaguas Arregui
 

EL COLEGIO

La pasada primavera un accidente de globo aerostático rompió con los sueños de Diego Criado del Rey Sáez, antiguo alumno del Colegio.

Diego volaba aquel día sobre Santiago de Compostela, allí le habían llevado su particular sentido de la aventura empresarial y su apasionado tesón, las cualidades que le sirvieron para fundar la primera empresa de aerostación en Castilla y León. Desde el momento en que se imaginó volando en globo, hace casi diez años, había logrado convertirse en un piloto concienzudo y emprendedor, reconocido en toda España.

Participó en la expedición internacional que subió a volar sobre el Polo Norte, convirtiéndose en el primer español en conseguirlo. Meses después trató de repetir su hazaña en el extremo opuesto, pero el Polo Sur no se dejó conquistar y Diego tuvo que elegir quedarse en un retén de espera mientras el resto de la expedición continuaba. También eso fue un particular logro.

Sus éxitos deportivos hablan de él, aunque me gustaría contaros también cuáles fueron sus logros personales.

Diego representa la tercera generación que pasa por el Colegio. Sus abuelos miran circunspectos desde las orlas a quien quiera buscarlos: Eduardo Sáez Rojas (entre 1906 y 1914) y Cleto Criado del Rey Torres (1913-1923).

Coincidieron en el Colegio, pero serían sus hijos quienes les relacionaran al convertirles en consuegros. Así, Luis Alberto Criado del Rey Álvarez (1948-1956) se casó con Belén Sáez Vera (cuyos hermanos Jaime y Federico también pasaron por el Colego en la segunda mitad de los 40) y en 1974 matricularon a Diego, el primero de sus hijos. Seguirían Andrea, Óscar, Bruno, Rodrigo...

¿Qué nos convierte amigos de alguien? ¿Por qué unos niños se hacen afines? Una decisión tan trivial (que no lo es) como elegir el colegio al que llevar a un niño a los seis años puede determinar en buena medida el curso de su vida. Los padres de Diego podrían haber elegido otro centro (los Corazonistas, pongamos por caso) en el que matricularle. No habríamos coincidido con él en aquella clase de 1º de EGB. Si nuestros apellidos no
fueran correlativos no habríamos sido compañeros en la fila de pupitres. No sé quién estaría escribiendo esto. No sé si habría algo que escribir. En los años de Colegio la especial pasta de Diego se moldeó de un modo muy particular. Cada comienzo de curso se enfrentaba a los profesores que pasaban lista: si le llamaban "Diego Criado" contestaba con insistente aplomo: "del Rey, por favor. Es un apellido compuesto". Con diez años ingresó en el Coro de Luis Cantalapiedra, consecuencia lógica de una familiaridad con la música y de una voz privilegiada. Pronto empezó a destacar como solista o presentador de los festivales de navidad y fin de curso.

Aunque la deriva vital le llevaría a convertirse en profesional del deporte de aventura, en sus años colegiales no destacó en absoluto como deportista, aunque tal vez sí como aventurero. La búsqueda de lo peculiar le hacía embarcarse en extravagancias como dar una conferencia sobre gastronomía a los 13 años frente a una sorprendida clase de 7º, que le vio cocinar allí mismo (camping-gas y sartén) unas sopas de ajo y una tortilla al queso de Cabrales.

Crecimos en los campamentos veraniegos con don Antonio, en el año que pasamos en INEA, en las salidas campestres con el hermano Parasols, en las obras de teatro que montamos, alguna escrita por el mismo Diego.

Y al arribar a COU, cuando creímos habernos hecho mayores, Diego multiplicó sus iniciativas convertido en delegado de su clase y como organizador de todo tipo de saraos, desde fiestas en discotecas para sufragar el viaje de fin de curso a actuaciones del grupo músico-teatral que habíamos fundado.

Luego siguió cantando en el Coro Universitario y la Tuna de Derecho. Se enamoró de María, se casaron en la capilla del Colegio y tuvieron tres hijos (Cleto, Diego y Sancho) que ríen con su misma intensidad... y estudian en los Corazonistas.

Es posible que la personalidad se traiga de casa. Pero también el paso por el Colegio debió de perfilar algo de lo que somos. Diego rezumaba entusiasmo. Acometía con verdadera pasión el último sueño imposible que hubiera tenido y convertía en posible hacerse piloto de globo o formar un grupo de jazz latino con el que grabar las canciones que estaba escribiendo.

En eso se le fue la vida, porque la muerte le encontró viviendo, ya ves, cosa no tan evidente como pueda parecer.

El dolor de su marcha sin despedida se alivia un poco, sólo un poco, cuando pienso en la intensidad de sus 36 años, y en el privilegio de los 30 que compartimos.
 

                                 Sinclair

VARÓN RAMPANTE

SantYago, 23 de abril de 2004

Tu alma en vela
que jamás se vino al suelo
–ese susto desordenado–
tu alma siguió flotando
al aire del campo de estrellas.
Porque es ligera, elige
no pisar tierra,
vivir
en sueño,
varón rampante.

¿Cómo conjugarte en pasado
teniéndote tan presente?
El tiempo y su profesión enseñan
que no hay nadie imprescindible,
pero también –Bertolt yerra–
que alguno es insustituible.

Te tienen las noches,
las cuerdas, la risa, los pájaros lira
y la belleza que hay en todas las cosas;
te tienen presente,
referente,
como te verán tus hijos:
un conseguidor,
un sabio,
un reparador,
contador de cuentos,
inventor de palabras,
organizador de juegos;
un modo de hablar, reír y moverse.
Si a vosotros falta ese modelo
sabed, pobre consuelo,
que también para los mayores
sigue siendo patrón y alerta
en ausencia.

Y a mí, en concreto,
¿quién me va a requerir
esos mundos diversos?
Necesitaba tu excusa,
los tirones inapelables
de tu risa entrecortada,
arrastre para seguir
y cumplir el milagro
de hacerte presente
mediando kilómetros o meses
imitando sin citarte,
ingrediente para entusiasmo y locuras.

¿Quién ha de cubrir tu plaza?
Desde la vacante nos emplazas
a la tarea vital de continuar.

Ahora culminas tu propia ceremonia:
elegiste fuego y aire;
nos dejas en tierra
y el rostro de agua picante.

Tú que tantos sueños aventaste
oficiando bandos de volatineros
nombrados uno a uno,
ahora –ave tarda– nos dejas
y nos regalas
el orgullo de compartirte.

Sevilla – Madrid, mayo de 2004

________________

 

Si quieres ver alguna foto más pincha aquí.

Y si tienes alguna foto de Diego y quieres enviárnosla para que la pongamos, mándala aquí. Te rogaríamos que si nos mandas una foto nos digas la fecha y el sitio si lo supieras. Gracias.